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¿Quieres comprar dióxido de cloro?

Descubre DiClo, tu dióxido de cloro:

– Con un 99,99% de pureza. 3000 PPM.

– Elaborado con electrólisis y agua destilada.

Comprar dióxido de cloro

Información relevante para comprar dióxido de cloro

Antes de ofrecerte información de interés para comprar dióxido de cloro permítenos mencionar que DiClo es una web 100% especializada en este producto. Debido a lo anterior, somos de las pocas empresas capaces de ofrecer un único producto con la garantía y la certeza de su calidad y efectividad.

La respuesta es “sí”. DiClo es un dióxido de cloro, también conocido como CDS o solución saturada de dióxido de cloro, a 3000 PPM, con un 99,99% de pureza y elaborado cuidadosamente con electrólisis y agua destilada. Para más información, te recomendamos ver más abajo el apartado “¿Cómo se obtiene el dióxido de cloro?”.

Empecemos por lo más básico, la formulación química del dióxido de cloro es ClO2; lo que equivale a decir que estamos ante unte una molécula que contiene un átomo de cloro y dos de oxígeno unidos por electrones. Así figura en la Chemical American Society.

El dióxido de cloro es conocido también como CDS (Chlorine Dioxide Solution). No obstante, lo correcto sería llamarlo así cuando se habla de temas terapéuticos. Para cualquier otra finalidad, lo habitual es llamarlo ClO2 o dióxido de cloro.

Podemos añadir que a simple vista su color es verde amarillento y que su olor recuerda al cloro, pero sin serlo. Es importante el último matiz porque hay quien confunde erróneamente el ClO2 con el elemento Cl o cloro. Otras personas lo confunden con el hipoclorito de sodio (NaClo), la popular lejía, e incluso con el clorito de sodio o NaClO2. También es importante recalcar que el dióxido de cloro no es MMS (Miracle Mineral Solution). La principal diferencia con este último se encuentra en la composición; ya que el dióxido de cloro no contiene clorito de sodio y no necesita la intervención de un ácido para su activación.

Más datos sobre el dióxido de cloro

La molécula del ClO2 la descubrió en 1814 el científico sir Humphrey Davy. En el año 2012 el investigador alemán Andreas Kalcker, buscando nuevas aplicaciones, entre ellas las terapéuticas, la perfecciona hasta convertirla en gas mezclado con agua. Antes, en 1944, se prueba a gran escala en agua potable, y en 1955 se populariza su uso en las aguas de consumo humano de Estados Unidos. El ClO2 aumenta la calidad del agua neutralizando, además, su olor.

Otro momento clave de la historia del dióxido de cloro generado por el clorito de sodio (NaClO2) fue su aprobación en el año 2002 por la Agencia de Protección Ambiental, EPA, en los Estados Unidos, y por la Organización Mundial de la Salud, OMS, también en 2002, para su utilización en agua para el consumo humano.

En definitiva, la molécula del ClO2 se conoce desde hace más de 200 años y se comercializa desde hace 70 y tiene aplicaciones como el tratamiento de agua para el consumo humano; la potabilización del agua contaminada y el procesamiento de desinfección de alimentos y verduras. El dióxido de cloro en agua se muestra muy eficiente, no genera cloramina y otras sustancias que produce la cloración convencional. Estamos, por otra parte, y así lo dicen las investigaciones de la EPA, ante uno de los biocidas más eficaces contra los patógenos: virus, hongos, bacterias, biopelículas (biofilms) y otras especies de microorganismos.

Por todo lo anterior, solo en la base de datos PubMed (National Library of Medicine) y hasta el año 2020, hay más de 1.372 documentos sobre el dióxido de cloro. Esta cifra viene a dar una idea de su uso y consulta entre los investigadores.

Son numerosos los usos y utilidades del dióxido de cloro, pero entre ellos podemos destacar los siguientes:

• Está autorizado para la desinfección de agua potable y en alimentación: carne, fruta y verdura principalmente.
• Se utiliza igualmente para la higiene veterinaria; especialmente para la desinfección de jaulas, comederos y establos, pero también para el agua que beben los animales.
• Además, se suele utilizar en barcos, caravanas y hoteles; principalmente para la limpieza de cocinas y baños, pero también de neveras y tablas de cortar.
• Otros usos habituales son cepillos de dientes, botellas para beber y ropa sucia.

Más allá de las anteriores y en determinadas proporciones, el dióxido de cloro también se usa habitualmente como antiséptico y potabiliza el agua que bebemos y los alimentos que comemos. Incluso hay dentistas que lo utilizan para desinfectar las instalaciones de su consulta y quienes sustituyen el cloro por el ClO2 en las piscinas. Según la base de datos de patentes PubChem (también en Google Patents), hay una patente para la desinfección de bolsas de sangre (1991); el VIH (1993) y para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA); la enfermedad de Alzheimer y la Esclerosis Múltiple (2011); el coronavirus humano (2008); los tratamientos de inflamación interna (2017); la intoxicación aguda (2017); las enfermedades infecciosas (2017).

En resumen, hay la friolera de alrededor de 8000 patentes registradas para el uso del dióxido de cloro.
El dióxido de cloro también tiene aplicaciones agrícolas: se usa para la desinfección de tierras y equipos y también en los sistemas de refrigeración (sobre todo en las industrias veterinarias y en las piscifactorías). Además, es muy utilizado en tratamientos anti-moho y para la desinfección de spas, piscinas (ya comentado) y baños públicos.

Más aplicaciones del dióxido de cloro

Decíamos que el ClO2 es un potente biocida que elimina bacterias, hongos, biofilms y virus. Es decir, que fulmina todos esos elementos logrando ambientes libres hasta de coronavirus. Eso asegura también una empresa canaria que, junto con el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha creado un nebulizador o arco desinfectante similar a los utilizados para la exploración corporal en los aeropuertos y estaciones de tren y en los accesos a todas las grandes empresas. Pero mientras estos arcos se aplican para la inspección y limpieza de las personas allí donde se instale, es decir, colegios, organismos públicos, lugares de ocio, centros deportivos…; el arco de la empresa canaria, además de reconocimiento facial, termómetro y alfombra desinfectante, posee un sistema de nebulización con dióxido de cloro de alta pureza que permite desinfectar en segundos la ropa, bolsos, el calzado, etcétera, de las personas que pasan bajo sus arcos.

Hay otra empresa, también española, que ha creado otro sistema de aerosol que posibilita que el ClO2 se expanda por una habitación, una casa, un cine, un teatro, un comercio, el hall de un edificio, etc., entrando en contacto con todas las superficies en segundos. Elimina los virus de los ambientes sin molestar ni dañar a las personas.

La aplicación menos conocida y divulgada es la terapéutica, que carece de una extensa base científica pues se han realizado pocos ensayos científicos. No obstante, el potencial del dióxido de cloro es tal que, aún careciendo de ellos, la divulgación de sus supuestas posibilidades terapéuticas está en continua expansión. De hecho, en torno al dióxido de cloro se han creado en Latinoamérica varias organizaciones de carácter multinacional en las que se han involucrado varios miles de profesionales sanitarios. Es el caso, por ejemplo, de la COMUSAV.

A la hora de obtener el dióxido de cloro tenemos que combinar clorito de sodio (NaClO2) y un activador, como es el ácido clorhídrico (HCL). En el caso de producirlo vía proceso de electrólisis, no es necesario ningún activador ácido.

Nuestro dióxido de cloro, DiClo, se fabrica con clorito de sodio en polvo al 80%, preparado para la desinfección del agua de consumo humano pues carece de base de nitrato sódico (0%). Además, tiene carbonato sódico (5-8%) y clorato sódico en (0-1%), según consta en la ficha técnica de nuestro proveedor. El clorito es disuelto al 25% con agua destilada, grado farmacéutico y, al fabricarlo con un generador electrolítico, no precisa de ningún ácido, tipo el acostumbrado ácido clorhídrico. Así se consigue un dióxido de cloro del 99,99% de pureza.

En el “Manual de bioseguridad en el laboratorio”, documento oficial de la OMS (2005), se dice lo siguiente del ClO2: “El ClO2  o dióxido de cloro es un poderoso germicida, desinfectante y oxidante de acción rápida que suele tener actividad en concentraciones inferiores a las necesarias en el caso del cloro blanqueador. La forma gaseosa es inestable y se descompone en gas cloro (Cl2) y gas oxígeno (O2), produciendo calor. Sin embargo, el ClO2 es soluble en agua, y estable”.

Se puede obtener de dos maneras:

1. Mezclando dos componentes diferentes, el ácido clorhídrico (HCl) y el clorito de sodio (NaClO2)
2. Ordenando la forma estabilizada, que se activa en el laboratorio cuando es necesario”.

En resumen el ClO2; generado con clorito de sodio (NaClO2); está aprobado por la EPA y la OMS para su uso en agua para el consumo humano.

Hoy en día, la máxima aceptada por todos y demostrada en diversos ensayos clínicos para no tener efectos adversos ingiriendo dióxido de cloro es de 2,9 mg por kilo y día durante dos semanas, teniendo de media de peso corporal 70 kilos. Se habla, por tanto, de unos 203 mg/día.

Uno de los más conocidos investigadores bibliográficos de la materia, Jorge Gaupp, confirma que por debajo de 3 mg por kilo de peso corporal no se han detectado efectos adversos notables.

Hay ensayos; como el realizado por Lubbers et al (1982); que se hizo por encargo de la EPA, Agencia de Protección Ambiental norteamericana, que demuestran su no toxicidad por debajo de la cantidad mencionada por Gaupp. Lubbers utilizó tan solo como dosis máxima con humanos 0,34 mg/kilo.

Siguiendo con la EPA, en el año 2000 aprobó un estudio realizado con 25 experimentos llevados a cabo con ratas; monos y humanos y que concluía que la dosis máxima de ClO2 en la que no se observan efectos adversos es de 3 mg/kg/día.

La dosis que presenta indicios de eficacia dentro de unos límites de seguridad o no toxicidad, la que no se suele rebasar, es de 0,42 mg/kilo/día. Pero es un dato sin respaldo científico, se basa solo en la observación. Aunque 0,42 mg/kilo/día está por debajo de los niveles mínimos (el llamado LOAEL), que el gobierno norteamericano señala. A la línea imaginaria de 5 mg los científicos la llaman LOAEL o Nivel Mínimo de Efectos Adversos Observados. Y a la contraria, es decir a la que representaría el nivel máximo en toxicología; se la llama NOAEL o Nivel Máximo de Efectos Adversos Observados. Esta línea la marcarían los mencionados 2,9 mg/kilo/día.

¿Qué más dice la ciencia sobre el dióxido de cloro?

Podemos concluir este aspecto diciendo que la ciencia asegura que por debajo de una dosis determinada; el dióxido de cloro no presenta efectos negativos. Así lo atestiguan las investigaciones realizadas tanto en humanos como en animales, sobre todo en estos últimos. Los estudios preclínicos de toxicidad del ClO2 en animales demuestran que no hay efectos adversos si los animales se someten a concentraciones diversas y siempre menores de este biocida. ¿Cuáles son tales concentraciones? Los estudios realizados con animales durante los últimos 40 años demostrarían que hay una leve toxicidad por encima de 5mg/kilo/día.

Cabe añadir, por otro lado, que tras los estudios llevados a cabo con el agua potable en los Estados Unidos de América se ha aprobado su uso; pero a niveles muy inferiores a las dosis mencionadas en animales.

La OMS, clave a la hora de permitir el uso terapéutico del dióxido de cloro, y por lo tanto de permitir su investigación en los laboratorios clínicos, mantiene cerrada la puerta de acceso del dióxido de cloro a aplicaciones humanas.

Otros estudios relacionados con el dióxido de cloro

Lubbers et al (1981, 1982, 1984a y Lubbers & Bianchine 1984c), según información de la EPA que data del año 2004, analizaron la toxicidad del dióxido de cloro a corto plazo con los siguientes resultados:  “En el primer estudio, un grupo de 10 hombres adultos sanos bebió 1.000 ml (divididos en dos porciones de 500 ml, separadas por 4 horas) de una solución con 24 mg/l de dióxido de cloro (0,34 mg/kg, con un peso corporal de referencia de 70 kg). Y en el segundo estudio (Lubbers et al 1984a), grupos de 10 hombres adultos recibieron 500 ml de agua destilada que contenía 0 o 5 mg/l de ClO2 (0,04 mg /kg día suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg) durante 12 semanas” (COMUSAV).

Conclusión:

No se apreciaron cambios en la salud general, frecuencia del pulso y respiratoria, presión arterial, temperatura corporal, los niveles de glucosa, nitrógeno ureico y fósforo, la fosfatasa alcalina, la aspartato, la alanina aminotransferasa, la triyodotironina sérica (T3) y la tiroxina (T4). Tampoco variaron los rangos hematológicos.

En 1955 los investigadores Haller y Northgraves concluyeron un estudio realizado con ratas diciendo que la exposición en 2 años a 10 ppm de dióxido de cloro no produce efectos adversos. También observaron que aumentaba la mortalidad en las ratas expuestas a 100 ppm o partes por millón. Sin embargo, Fridliand & Kagan (1971) informaban que las ratas a las que se administró 10 ppm de ClO2  durante 6 meses no tuvieron efectos adversos para la salud, y que, tras administrarles 100 ppm, en el grupo de control solo hubo un aumento de peso.

Lubbers et al (1981, 1982, 1984a y Lubbers & Bianchine 1984c), según información de la EPA que data del año 2004, analizaron la toxicidad del dióxido de cloro a corto plazo con los siguientes resultados:  “En el primer estudio, un grupo de 10 hombres adultos sanos bebió 1.000 ml (divididos en dos porciones de 500 ml, separadas por 4 horas) de una solución con 24 mg/l de dióxido de cloro (0,34 mg/kg, con un peso corporal de referencia de 70 kg). Y en el segundo estudio (Lubbers et al 1984a), grupos de 10 hombres adultos recibieron 500 ml de agua destilada que contenía 0 o 5 mg/l de ClO2 (0,04 mg /kg día suponiendo un peso corporal de referencia de 70 kg) durante 12 semanas” (COMUSAV).

Conclusión:

No se apreciaron cambios en la salud general, frecuencia del pulso y respiratoria, presión arterial, temperatura corporal, los niveles de glucosa, nitrógeno ureico y fósforo, la fosfatasa alcalina, la aspartato, la alanina aminotransferasa, la triyodotironina sérica (T3) y la tiroxina (T4). Tampoco variaron los rangos hematológicos.

En 1955 los investigadores Haller y Northgraves concluyeron un estudio realizado con ratas diciendo que la exposición en 2 años a 10 ppm de dióxido de cloro no produce efectos adversos. También observaron que aumentaba la mortalidad en las ratas expuestas a 100 ppm o partes por millón. Sin embargo, Fridliand & Kagan (1971) informaban que las ratas a las que se administró 10 ppm de ClO2  durante 6 meses no tuvieron efectos adversos para la salud, y que, tras administrarles 100 ppm, en el grupo de control solo hubo un aumento de peso.

Estudios más recientes acerca del dióxido de cloro

Años después, en 2007, Ogata administraría 0,03 ppm de ClO2 gaseoso durante 21 días a 15 ratas, observando al microscopio que sus pulmones eran “completamente normales”. El mismo Ogata, un año más tarde, administraría a las ratas 1 ppm de ClO2 gaseoso 5 horas al día, 5 días a la semana, durante 10 semanas sin observar efectos adversos (NOAEL).

Por último, en 2012, Akamatsu et al administrarían dióxido de cloro a las ratas en una concentración de 0,05 – 0,1 ppm, las 24 horas del día y los 7 días de la semana, durante 6 meses, sin observar toxicidad alguna.

En la mayor parte del mundo la aplicación del dióxido de cloro como medicamento farmacéutico o parafarmacéutico está prohibida. Lo más curioso es que siempre se bloquea la posibilidad de que se investigue con él. Solo Bolivia lo ha protegido con una ley y solo allí lo producen y distribuyen tanto el ejército como algunas de sus universidades. En Bolivia se anunció, además, en junio de 2021, el día 10 en concreto, la puesta en marcha de un Estudio clínico del uso del Dióxido de Cloro en el tratamiento consentido del Covid 19. Este estudio lo llevarían a cabo militares y médicos bolivianos e investigadores españoles. Aún se desconocen los resultados.

Por otra parte, unos meses antes, se publicó en la revista científica Journal of Molecular and Genetic Medicine otro estudio de similares características. Sus resultados vienen a demostrar la efectividad del dióxido de cloro en pacientes con Covid-19.

Es interesante también que, en 2011 la FDA y en 2013 la EMA designaran al clorito sódico; componente principal del CDS, como medicamento huérfano para el tratamiento de la ELA.

(FDA o Food and Drug Administration norteamericana. EMA o European Medecines Agency)

El camino más fácil es el de comprar dióxido de cloro por internet en páginas webs de diferentes empresas. El problema es que no todas son fiables al 100% y tampoco cuentan con CDS de calidad.

En DiClo, podemos garantizar, además de un precio más que competitivo, un dióxido de cloro efectivo y en el que poder depositar la confianza. Es la parte más positiva de ser una web 100% especializada y focalizada en este producto. Como ves, comprar dióxido de cloro no es nada complicado.

Las siguientes son algunas de las indicaciones que debes tener en cuenta tras comprar dióxido de cloro:

• No abrir el producto al recibirlo.
• Cuando se reciba, guardar el producto en el frigo durante unas horas antes de usarlo. No más de 12 horas. Lo ideal es que se coloque en posición vertical y cerrado.
• Una vez abierto se debe conservar siempre en el frigo o en cualquier lugar oscuro con una temperatura de entre 3 y 11ºC. No exponerlo a la luz ultravioleta y alejarlo de las fuentes de calor.
• Bien utilizado el producto es muy duradero, pero se recomienda desecharlo a los 5 meses desde su recepción. Las botellas de plástico desprenden a la larga impurezas.
• El envase de cristal ámbar ayuda a preservar la pureza del producto.
• Cerrar bien el envase inmediatamente una vez utilizado. A veces los envases no se cierran hasta el fondo, herméticamente, y el Dióxido de Cloro va perdiendo pureza. Se nota en el color, que se vuelve blanquecino.
• El ClO2 se puede almacenar de manera segura disuelto en agua hasta concentraciones de un 1% ClO2 (10 g/L).

No es una sustancia peligrosa, según la normativa de la UE. Antes de comprar dióxido de cloro sería interesante informarse bien sobre las cualidades de este biocida, y antes de ser usado conviene leer detenidamente la información de su etiqueta. Puede provocar irritación ocular grave. Eye Irrit. 2: H319.

Una vez abierto el frasco y salvo cuando lo uses, mantenlo refrigerado. Si el gas del producto se evapora convendría ventilar la habitación donde se esté operando con él, ya que el dióxido de cloro puede ser tóxico por inhalación. No hay que mezclarlo con nada.

Si necesitas más información antes de comprar dióxido de cloro, es posible que te interese “La verdad del dióxido de cloro: el enemigo número 1 del coronavirus”, un libro escrito por Santiago Ángel García en el que se pueden leer las entrevistas realizadas a médicos que aseguran haber tratado a miles de pacientes de coronavirus con CDS en diferentes países del mundo, la mayoría con éxito.

Esta, la terapéutica, es una nueva perspectiva aún sin peso científico, como se ha advertido anteriormente. Aunque ya hay numerosos investigadores, médicos y químicos que han conseguido y están tratando de conseguir realizar ensayos con humanos. De hecho, como también se ha comentado, ya se han publicado los resultados de un ensayo clínico que demuestra la efectividad del CDS frente a la enfermedad llamada ELA o Esclerosis Lateral Amiotrófica. También se publicó un ensayo clínico que demuestra la efectividad del dióxido de cloro en el tratamiento del COVID y en Bolivia han comenzado a desarrollar otro estudio con idéntico objetivo, el COVID, que llevan a cabo investigadores de aquel país y de España.

Si te interesa el libro, lo tienes a tu disposición también en la editorial El Ángel www.elangel.es), tanto en formato ebook como en papel. Desde la editorial se encargan del envío del libro a tu domicilio. Aunque, si prefieres pasear, también puedes encontrarlo en algunas librerías.

En la Facultad de Ciencias Químicas de la UNACH (México), se analizaron 29 muestras de CDS recogidas entre quienes las ofrecen en el mercado encontrando en todas ellas productos contaminantes, como el cloro molecular o residual. Estos productos no estaban elaborados con el agua adecuada y un agua de calidad es esencial porque, en el momento que el pH es menor de 6,8, el CDS deja de ser estable. Hay quien, buscando la excelencia en el proceso de fabricación, la utiliza tridestilada, desionizada. Así se consigue mayor pureza.

Con las concentraciones adecuadas el ClO2 no forma productos halogenados y sus subproductos ClO2 residuales suelen estar dentro de los límites recomendados por la OMS (2000, 2002) y la EPA (2000, 2004). Este producto no se hidroliza fácilmente, permanece en el agua en forma de gas disuelto. El dióxido de cloro también permanece en los ratios de pH de las aguas naturales (EPA 2000, OMS 2002).

En línea con lo anterior, podemos decir que la pureza del dióxido de cloro conseguido en DiClo, como hemos visto en el apartado anterior, alcanza el 99,99%. Se fabrica en laboratorio y con electrólisis.

El dióxido de cloro desinfecta mediante la oxidación, de hecho ataca la estructura celular de la bacteria en el interior de la célula y evita la formación de proteínas. A los virus los elimina mediante la prevención de la formación de proteínas.

En cuanto a los microorganismos, los mata inclusive estando inactivos. El dióxido de cloro oxida la matriz de polisacáridos que conserva unido el biofilm. Mientras se produce tal oxidación, el dióxido de cloro es reducido a iones de cloruro que se fraccionan en trozos estables de biofilm y, cuando este comienza otra vez a crecer, surge un ambiente ácido y los iones de cloruro se convierten en ClO2; que se ocupa de la liquidación del biofilm restante.

Por otro lado, a ciertos parásitos como Gardia Lambia y Cryptosporidium, que están en el agua y provocan algunas enfermedades, no es suficiente atacarlos con dióxido de cloro, hay que acompañarlo de ozono.

¡Es lo más normal del mundo antes de comprar dióxido de cloro, sobre todo si es la primera vez! Desde DiClo estaremos encantados de ayudarte siempre que podamos. Puedes contactar con nosotros por email (info@diclo.es) siempre que lo desees y trataremos de darte respuesta lo antes posible. No obstante, siempre te recomendaremos hablar con un especialista de la materia si tus dudas están relacionadas con temas de salud.

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